domingo, 1 de septiembre de 2013

Nada que celebrar/ algunas ideas sobre la alienación patriotera y el moldeo de vidas.

La rutina, la forma determinada y monótona que reproducimos cada día en nuestras vidas, con nuestra voluntad o sin ella, ha causado que la humanidad y la vida natural completa vaya a un ritmo que pareciera ser, nunca antes había tenido. Algunos científicos hicieron estudios acerca de las horas de sueño que habrían tenido las personas anterior a la invención de la ampolleta y energía eléctrica, ya que con este último-personalmente nefasto- invento las horas de trabajo pudieron extenderse y así comenzamos a moldear nuestros cuerpos, vidas, mentes, imaginaciones y subjetividades a jornadas mas extensas de explotación.

 El estudio de Robert Ekirch proponía que anterior a la existencia de luz artificial, las personas dormían en dos periodos, o sea como había que acostarse cuando el sol se escondía, el primer periodo duraba 4 horas, luego había una vigilia de 2 a 3 horas y nuevamente en la madrugada, la segunda tanda de 4 horas, en el intermedio, se daban tiempo para la lectura, la contemplacion de los sueños, reflexiones y el sexo. Hoy en día no es sólo la imposición de horarios como el de dormir 8 horas contínuas-propuesta eficiente para el capitalismo- sino que hay una serie de acciones cotidianas que hemos naturalizado y quie incluso quienes nos reconocemos contrarios a esta forma de vida, antisistema, rebeldes,etc. obedecemos y reproducimos servilmente. Por estas fechas en $hile se celebran las fiestas patrias, jornadas de jolgorio y festejo que engordan los bolsillos de los empre$arios locales y trasnacionales. Una carrera por el consumo y la evasión de dicha rutina, que  a su vez, es un ritual rutinario en sí mismo, no satanizaré como amargado cualquier ocasión de jolgorio, por el contrario.
Pero esta en específico en donde nos imponen consumir y realizar actividades que lo único que hacen es demostrar(se) cuán dominado está un país.


Ën primer lugar, el argumento del burdo festejo:El patriotismo, la xenofobia, el racismo y nacionalismos; son cárceles mentales impuestas a las masas, para sentirse parte de algo, un algo peligroso, que históricamente ha sido utilizado para dividir a l=s seres humanos/as, promover la guerra (de los pobres)  y obviar toda diferencia dentro de las fronteras (o cicatrices) mundiales, como las clases sociales y las relaciones de poder. Los festejos patrios, son un termómetro que determina cuán voluble a la determinación por medio del poder es un conjunto de personas, cuán absorbentes de las órdenes a realizar tal o cual acción -desde dormir ocho horas, hasta embriagarse en nombre de la bandera-
Lo más peligroso del asunto es que la subjetividad misma, la opción de ser diferentes, es cohartada por dichas costumbres impuestas, atravesadas por la sociedad de consumo en nuestra calidad de esclavos y consumidores. Basta con imaginar a un niño o niña que se niegue a aprender la canción nacional o a bailar lo que le ordenen, en un colegio de población. Por una parte del filo de sus fiestas.

Por otra y obediencias seviles en la que caemos muchos quienes formamos parte de movimientos libertarios, antisistema o antiautoritarios, es que celebramos con las mismas ganas, demostrando cuán permeables son nuestras convicciones, no sólo eso sino que (No es una imposición moralista, sólo opinión individual desde la experiencia) somos los que en tiempo record empinamos el codo para sorbetear el alcohol que ellos esperan que bebamos y ocupar ese tiempo en lo que nos tienen determinado (como ejemplo). 

No profundizaré más en el tema, sólo que atentos a las acciones que realizamos por mera voluntad y conscientes de nuestros deseares, y lo que nos obligan a realizar, que los poderosos tienen a un sinfín de empleados ideando como gobernarnos, hacernos más obedientes y utilizar nuestras vidas en lo que ellos determinan, sociólogos, sicólogos, científicos le estudian al capitalismo nuestras conductas para hacer de nosotros un rebaño siguiendo la zanahoria atada al status quo.

Las ocho horas de sueño sin interrupciones nos dejan determinado el camino del hastío y la monotonía agotadora, y el remedio a eso lo venden en botellas y cajas, contadas y inventariadas para hígados contados e inventariados de vidas agotadas que ya predicen. Mientras más sorbeteamos sus productos, los ricos más se cagan de la risa. es un hecho.

Triste sería darnos cuenta que dicha obediencia carcomió nuestras vidas e interrumpió alguna lucha.

Salud y Libertad!
(un no-abstemio)

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