El 29 de marzo de 1984, tras el ataque del MIR a la
Subcomisaría Teniente Merino en la comuna de Pudahuel, Santiago, es asesinado
Mauricio Maigret Becerra, un miliciano de 18 años que cubría la retirada de su
“jefe” y compañeros del lugar. Maigret fue encontrado con dos impactos de bala,
uno de un fusil SIG y otro de una sub ametralladora UZI.
Un año más tarde, un grupo de seis miristas en la
Villa Francia, entre los que se encuentraban Rafael y Eduardo Vergara Toledo,
planean la conmemoración del asesinato de Maigret y el asalto armado a una
panadería del sector. El objetivo: difundir propaganda política, recuperar
dinero para la organización y leche para un pequeño vecino.
Por motivos que aún no son esclarecidos, ese día
los pacos del sector salen con armamento que no corresponde a una ronda común,
y tras perseguir al grupo de miristas a pie y en vehículo, disparan asesinando
a Eduardo y se llevan malherido a Rafael, a quien matan de un disparo en la
nuca en el furgón policial. De los otros cuatro compañerxs, tres escapan
mientras son perseguidos y una, la compañera de Eduardo, logra esconderse en un
almacén junto a los vecinos de la villa que circulaban por el lugar.
Ese mismo día, Paulina Aguirre Tobar, estudiante
del Valentín Letelier y militante del MIR, es asesinada por la CNI en un falso
enfrentamiento en la casa de seguridad que
arrendaba, unas horas después del asesinato de los hermanos Vergara.
Desde ese año y sin cesar, es que cada 29 de marzo
en diversas poblaciones y universidades del “país” se protesta; enfrentando a
los pacos, irrumpiendo en la cotidianidad de los “ciudadanos”, cortando la
calle, panfleteando, rayando y demostrando todo el malestar que nos pesa, en
las guatas y en las mentes, contra este sistema de hambre, de explotación y
miseria. Y no es que haya que prenderle velitas a los muertos, muchxs dirán que
no tiene ningún sentido, pero no hay que dejar de recordar que nuestra realidad
como jóvenes – y como no como seres humanos también- explotados, marginados y
perseguidos, no ha cambiado, menos aún con la perpetuación del sistema
capitalista neoliberal que instaló Pinocho, los Chicago boys y sus secuaces.
Algunos apelan a nuestra
plena vida democrática, a lo que sólo hay que contestar que entre 1990 a 1994
hubo más de 170 personas detenidas ilegalmente acusadas de practicar
actividades políticas y más de 400 mil detenidas por sospecha entre 1990 y el
2000. Además de la treintena de asesinados en manos de la policía entre el 90 y
94, incluyendo militantes del FPMR, Mapu- Lautaro, MIR y anarquistas, muchos de
ellos en el marco de montajes y falsos enfrentamientos.
El día del joven combatiente es un día de protesta, que no pertenece a una orgánica o partido ni exclusivamente a los jóvenes. Es un día de protesta para todos aquellos y aquellas que quieran destruir y/o construir, sin olvidar que de todos nuestros días podemos hacer una protesta, un cambio o transformación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario